19.6.09

Deje el norte y me fui al sur. Me mude.
Limpie, acomode, guarde y tire todas las cosas que fui acumulando durante casi siete años. Cada que metía las cosas en esas bolsas negras, color sarcófago, pensaba cómo es que ahora consideraba basura muchas cosas que fui adquiriendo a lo largo de tanto tiempo. Por qué las compre, recogí o escogí si al final no las conservaría? En qué momento se convirtieron en basura? cuándo dejaron de servir?
Separaba lo útil, lo que siempre llevaría conmigo y aquello que podría desechar. Con qué facilidad me deshice de tantas cosas. Aquellos ganchos de ropa, aquellos adornos del cuarto, todas las cucharas y tenedores, las escobas, las jergas, la botella de shampoo medio vacía, el lazo, la extensión, el sartén requemado, la cortina y las medicinas del cajón. Todo entro en las bosas negras. Fueron 20 para ser exactos.
Otras cosas se remataron, se malvendieron, se tiraron también. Todo lo que no cabía en el auto de viaje, y todo lo que ya no podría llevar, fueron abandonados igual. Ropa, juguetes, adornos, tiliches... en qué momento se convirtieron en tiliches? se enfermaron? se hicieron viejos? se desactualizaron? El refrigerador protesto haciendo cada vez más escarcha, se negaba a cerrar bien y decidió dejar entrar más hongos. La plancha se suicido. La encontramos amarrada en su propio cordel en una esquina del ropero y tendida plancha pa rriba. El cortinero un día se desvaneció y lo tuvimos que recoger con cuidado del piso maloliente. La alfombra palideció, y le salió paño, ya jamás se recupero. A la barra de la cocina le salió una enorme espinilla, la espinilla al tiempo se convirtió en chancro y así se quedó. A la vieja regadera le salió más sarro y al no encontrar dentistas para el grifo, el azulejo y la taza debilitaron su material y dejaban salir agua por todas partes. Todo cambio, y todos protestaron por la salida.
Ciertas paredes se maquillaron de moho y se aliaron con la humedad. Las palomas que nos visitaban se fueron y no volvieron más. Todo fue una protesta.
Lo demás prometí llevar, pero aún con la promesa se quedó la bajilla gris y el colador azul.
Limpiaba, sacudía, escombraba y acomodaba. Muchas cosas las envíe, otras las done, regale y vendí.
Me pregunto si me extrañan tanto como yo a todos ellos. Me pregunto si nos volveremos a encontrar. Y si es así, acaso me dirigirán el saludo??

1 comentario:

The L. dijo...

Cuándo nuestras cosas se vuelven basura, no lo sé, en ocasiones no sólo son las cosas física las que pasan a ese nivel...
por mi parte tengo regadas todavía algunas que no he querido tirar, unas están en michoacán, otras en tecate y aquí algunas que saco y vuelvo a guardar.
un abrazo tijuaneado.